Individualidad /Colectiva

El autoconocimiento: un rompecabezas vital y apasionante

Servir es el propósito de todos cuando entramos en las esferas del autoconocimiento, no obstante, la vida nos va mostrando caminos que nos hacen tomar diferentes formas de experimentar este reto apasionante del autodescubrimiento, donde la conversación más honesta y profunda con nuestra alma, es tan cierta como absolutamente básica y humana.

Queremos cumplir con los condicionamientos propios adoptados por las enseñanzas impartidas por nuestros padres y por los estándares sociales y, nos es insuficiente el tiempo y el espacio en el que nos movemos para cumplirlas a cabalidad.

Por esta razón nos distraemos y buscamos salidas prontas y poco asertivas para vivir una vida sin conformidad y autenticidad, siempre queriendo ser aquello en lo que no encajamos; lejos de esa perfecta conjunción con el todo como centro que nos acompaña y nos hace ser únicos y perfectos.

Años de búsqueda, retiros, cursos de espiritualidad, lecturas interminables para saber el “¿Por qué?” y el “¿Para qué?” De nuestra existencia en este planeta y, en medio de toda esta dialéctica personal, pretendemos sanar nuestras heridas e insatisfacciones y ayudar a otros que, al igual que nosotros, indagan sin tregua buscando encontrar un rumbo para sus propias vidas.

De repente llega el día en el que nuestra alma se desborda y exige su lugar, nosotros asombrados por tanta fuerza arrolladora, nos rompemos en mil pedazos y al igual que un rompecabezas en manos de su armador, buscamos que se encajen todas las piezas prontamente con sabiduría y con la más sutil delicadeza, para no morir en el intento y poder saborear la coherencia de la integración y la paz que habita el reconocimiento profundo del ser que somos.

En esta instancia el servicio se vuelve individualista y todas las teorías aprendidas se quedan en el estante de la biblioteca, como aquellos libros leídos que saben a huellas de otros y que no pudimos adoptar en su totalidad dentro del camino del aprendizaje. En ese instante en el que el alma baila y vibra con nuestro ser y hace que lo que realizamos para realizarnos se perciba verdadero y generador del despertar espiritual, una cierta conciencia nos aborda como un bebe recién nacido que alumbra cualquier oscuridad.

Y, el entendimiento del servicio colectivo cobra otro sentido totalmente diferente a lo que habíamos imaginado, que genuinamente encarna la honestidad del vivir en comunidad y de poder relacionarnos con nosotros mismos y con otros auténtica y poderosamente libres de costumbres y valores creados por sociedades que, de una u otra manera, se han basado en el miedo como directriz fundamental de vida.

Últimamente, me pregunto:

¿Cuál es la razón por la que cuando quiero servir al colectivo, me centro profundamente en servirme a mí misma?

La respuesta es clara en este instante, entro en estados de intenso recogimiento para buscar en el silencio que me acoge las respuestas a mis inquietudes. Es en ese espacio íntimo y vital en el que integro mi rompecabezas, respiro profundo y sigo el camino sin expectativa y con mayor certeza de saber que soy tan humana, vulnerable, sensible, poderosa y maravillosa como lo eres tú, y como lo somos todos en este infinito universo.

Mónica Fuquen

Williamsburg, Virginia

09/09/2022

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